sábado, 21 junio, 2025
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Chucherías, viajes y autos de lujo

Las importaciones de bienes de consumo, desde celulares a heladeras, de juguetes a bicicletas, de textiles a platos y vasos, productos de uso cotidiano como zapatillas, maquillajes, perfumes, muebles, alimento para mascotas, shampoo o libros, en la enorme mayoría de los casos con abundante oferta local, alcanzaron niveles récord en lo que va del año. La apertura comercial propiciada por el gobierno de Javier Milei derivó en el gasto de 4.374 millones de dólares en esos y otros artículos básicos entre enero y mayo, 70 por ciento más que en igual período del año pasado, cuando habían totalizado 2.568 millones.

A este ritmo, en el total del año serán 12.600 millones, 5.200 millones de dólares más que en 2024, cuando alcanzaron a 7.405 millones. Si la comparación es con 2023, serán 4.600 millones más, dado que el último año de gobierno de Alberto Fernández se destinaron 7.940 millones a importaciones de bienes finales.

Esos 5.200 millones de dólares más que el año pasado para traer artículos que, también en la gran mayoría de los casos, desplazan producción local, representan una cuarta parte de los 20.000 millones de dólares que el Gobierno tomó prestados con el FMI.

La participación de importaciones de bienes de consumo sobre el total de las compras promedió el 10 por ciento en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, creció a un promedio de 13 por ciento en el macrismo y alcanza el 14,5 por ciento con Milei. El Indec reportó esta semana que en mayo se fueron para ese fin 900 millones de dólares.

Además de la salida de divisas para consumos que podrían cubrirse con producción nacional, la política de apertura importadora relega a industrias argentinas y multiplica el cierre de fábricas y la pérdida de puestos de trabajo. Desde que gobierna Milei bajaron la persiana 1.347 empresas del rubro fabril, con 25.510 trabajadores expulsados, según datos oficiales de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo relevados por el CEPA.

Argentinos por el mundo

Otra grieta por donde drenan las divisas que se tomaron prestadas y que habrá que devolver con intereses suculentos, tanto al FMI como a bancos privados e inversores financieros, son los viajes de argentinos al exterior. Por supuesto que no es responsabilidad de los turistas, sino de la política económica que propicia ese gasto de dólares altamente improductivo.

Es una remake de los ’90, cuando el plan de Convertibilidad y el uno a uno entre el peso y el dólar fomentaba los paseos por el mundo, también con dólares obtenidos mediante endeudamiento y privatizaciones. La fiesta de una porción igualmente minoritaria de la sociedad terminó con híper desocupación, industricidio, piquetes, cacerolas y el estallido de 2001.

El gobierno libertario repite los pasos. Esta semana apuró medidas para liquidar activos públicos que costaron mucho esfuerzo construir. El decreto 416/2025 determinó que para apurar las privatizaciones se utilizarán las nuevas plataformas electrónicas CONTRAT.AR y SUBAST.AR, dependiendo de la modalidad utilizada.

En la Ley Bases figuran como “privatizables” ocho firmas públicas: entre las principales apuntadas para el desguace se destacan Enarsa, Nucleoeléctrica, Trenes Argentinos, Intercargo y AySA.

En el primer cuatrimestre, el déficit del rubro turismo, entre los extranjeros que llegaron al país -2.065.000, la cifra más baja para el período en una década, salvo los años de la pandemia- y los argentinos que salieron por el mundo -5.957.000- ascendió a 3.613 millones de dólares. En igual lapso de 2024, el rojo había sido de 1.055 millones de dólares.

El déficit se explica porque la Argentina “está muy cara en dólares”, analizó el economista Daniel Schteingart, lo que es “preocupante porque en otros momentos de la historia cuando hubo grandes déficits turísticos (1980-81, los ’90, 2011-2015, 2017-2018), la alta demanda de dólares no fue sostenible”.

Alta gama

Por ahora que hay dólares prestados, lo que reina es la fiesta para los sectores que tienen capacidad de ahorro y mucho más para los bolsillos poderosos. Se refleja, por ejemplo, en las ventas de autos de lujo. 

Según los últimos datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara), los patentamientos de marcas como Audi, BMW, Mercedes Benz, Volvo, Lexus, Mini y Alfa Romeo experimentan una trepada en forma de V, la que Milei había anticipado para la economía en su conjunto, pero que se limita a los consumos de los más pudientes.

Las importaciones de esos y otros vehículos de alta gama aceleran a toda velocidad, a lo que contribuyó además la baja de impuestos decretada por el Gobierno. 

En el primer cuatrimestre se vendieron 1.122 vehículos de Audi (145,5 por ciento de aumento interanual), 787 BMW (106 por ciento de suba), 2.787 Mercedes Benz (46,8 por ciento), 79 Alfa Romeo (216 por ciento), 140 Lexus (250 por ciento), 115 Mini (180 por ciento) y 138 Volvo (142 por ciento).

La evolución es similar a la que ocurrió entre 2016 y 2017, en el gobierno de Mauricio Macri, cuando también Luis Caputo endeudaba al país a todo vapor y le decían el Messi de las finanzas. Ahora, para Milei, es el mejor ministro de Economía de la historia.

El tiempo dirá.

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