La magnitud del endeudamiento del Gobierno es difícil de dimensionar, más aún cuando Caputo y Milei hacen dibujos con números para festejar supuestos triunfos de garantizar superávit, cuando en realidad son maniobras contables y la deuda está por el cielo. El economista Christian Buteler ironizó la artimaña de la gestión libertaria: “es como hacerse trampa al solitario”.
Acaso alguien cree q la elección de instrumentos q capitalizan intereses ha sido de casualidad?
Los intereses existen, solo se registran distinto.
En el año ya representan 3 puntos del PIB aprox, no sumarlo al análisis y quedarse con el base caja es hacerse trampa al solitario.-— Christian Buteler (@cbuteler) August 19, 2025
Según los datos publicados por la Secretaría de Finanzas, en lo que respecta a los intereses de deuda capitalizables -el invento de Caputo para dibujar el superávit financiero- en lo que va del año ya acumulan más de 40.947 millones de dólares. Con un salto cualitativo en julio que representó más de 14.000 millones de dólares, tras el desarme de las LEFI y el fracaso de la ingeniería financiera de Caputo.
La apuesta por contener el dólar a como sea llevó a pagar tasas que triplicaban la inflación anual. Emitieron deuda cada vez a tasas más altas para ofrecer un gran negocio a los especuladores a cambio de que no compren dólares y así intentar que el precio de la divisa no se dispare.
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Este dinero de los intereses capitalizables trasladado a pesos (al promedio mensual del BCRA) representan en el mes $17,8 billones, mientras el gasto en jubilaciones – según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) – fue de apenas $4,6 billones. Es decir, el gasto en deuda fue casi 4 veces mayor que lo destinado a los jubilados y pensionados.
En el acumulado del año también la deuda se llevó más que las jubilaciones. Sumando las primeras representó más de 47,6 billones de pesos, mientras el gasto en jubilaciones y pensiones fue de 30,1 billones.
Al mismo tiempo que Milei veta un aumento para las jubilaciones mínimas apenas superior a los $ 50.000, el Ministerio de Economía está entregando bonos con intereses capitalizables, como las Lecap, con tasas de interés que triplican la inflación proyectada. Así genera un negocio casi inexistente en el mundo para los fondos de inversión y todo tipo de especuladores, sólo para intentar sostener la cotización del dólar, a costa de multiplicar el endeudamiento al punto que los intereses acumulados sobrepasaron lo destinado al conjunto del sistema previsional.
El Gobierno argumenta que el ajuste está garantizando que haya superávit financiero (más ingresos que egresos para el conjunto de las operaciones del Estado), una afirmación que sólo se puede sostener utilizando un método que invisibiliza los intereses capitalizables. Los bonos como las Lecap, en vez de pagar a sus propietarios un monto mensual en concepto de intereses, suma esa tasa al precio total del bono que deberá ser pagado por el Estado a su vencimiento. En concreto, el Tesoro no está pagando los intereses mes a mes, pero está generando una bola de deuda exponencial.
Poner primero a los especuladores por sobre los jubilados, no es una novedad de este Gobierno, pero sí lo está llevando a niveles pocas veces vistos. De acuerdo a la Oficina de Presupuesto del Congreso, el impacto fiscal anual de las leyes votadas en el Congreso que implican el incremento de 7,2% para los haberes y de $40.000 pesos para los bonos a la mínima es de 0,68% del PBI en 2026 (0,42% y 0,26% respectivamente). No tiene comparación, respecto a la masa de recursos destinados al pago de intereses de deuda, que alcanza casi el 3% del PBI anualmente, mientras que la suma de las erogaciones de intereses y capital de deuda promedia el 12% del PBI.
Las y los jubilados están dando una lucha ejemplar, con su valentía enfrentando la represión de Bullrich, y convirtiéndose en un polo de coordinación de todas las luchas, en contraste con la fragmentación y la complicidad de las burocracias sindicales. Es clave apoyarlos y seguir su ejemplo para avanzar en enfrentar el plan de ajuste del Gobierno y el FMI. La lucha continúa contra el veto de Milei y por la conquista de todas sus reivindicaciones: una jubilación que permita llegar a fin de mes, que reconozca el esfuerzo de toda una vida, el 82% móvil y el acceso a salud y medicamentos.
Para esto también es necesario terminar con la estafa de la deuda que genera una sangría de recursos y da jugosas ganancias a los especuladores, inexistentes en el mundo. Nacionalizar la banca bajo una banca estatal única puede ser un gran paso para evitar la fuga de capitales, donde los bancos son el gran canal. También para cortar con el negociado de éstos y poner el ahorro nacional al servicio de garantizar créditos blandos para pequeños comercios, para vivienda y proteger el ingreso del pequeño ahorrista.