martes, 7 octubre, 2025
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De Triángulo a Heptágono: la difícil convivencia en la «mesa política» del Gobierno

Después del traspié electoral, el Presidente sentó en la Casa Rosada a Karina Milei (secretaría general), Guillermo Francos (jefe de Gabinete), Patricia Bullrich (ministra de Seguridad), Martín Menem (titular de Diputados), Manuel Adorni (vovcero) y Santiago Caputo (asesor). Es la mesa chica ampliada que coordina gestión, campaña y Congreso.

El dato central: todos, menos Caputo, se alinean con Karina. Ella concentra el control del organigrama político y define prioridades. La mesa funciona como espacio de coordinación bajo su órbita. Y ya no tiene tres vértices, como el anterior Triángulo de Hierro, sino que ahora es un Heptágono donde la influencia de Caputo se diluye.

Caputo es la pieza distinta. Opera con lógica de campaña, presiona por decisiones rápidas y no evita el choque interno. Tuvo cruces con Francos y diferencias con el dispositivo territorial que reporta a Karina. Su influencia sube cuando el Gobierno busca recuperar iniciativa en redes y narrativa.

Bullrich se ubica cerca de Karina. Comparte el diagnóstico de orden y respalda el rol del “Jefe” -así llama Milei a su hermana- en la conducción. Francos actúa de bisagra con el sistema político, pero su relación es más fluida con Karina que con Caputo, con quien ya registró choques.

Menem y Adorni representan el “karinismo” puro. Menem, otro «karino», garantiza disciplina en Diputados y sostiene la agenda oficial. Adorni, el mimado de la secretaria general, fija el encuadre comunicacional y defiende a Karina en momentos críticos.

Afuera, el humor de la base libertaria marca otra línea: la militancia digital y los activistas más duros apoyan a Caputo, al que ven como guardián del proyecto original. Miran con desconfianza a la estructura de Karina, asociada a la “rosca” y al armado territorial.

Es así que la mesa ordena tareas pero convive con tensiones previsibles. Karina administra la estructura; Bullrich y Francos acompañan; Menem y Adorni ejecutan; Caputo empuja estrategia, cuando lo dejan. El equilibrio depende de que esas diferencias no se conviertan en bloqueo. Por ahora, el poder formal se recuesta en Karina y el empuje de base en Caputo, con Milei arbitrándolos.

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